Stanley Donwood ha diseñado todo el artwork de Radiohead [desde The Bends]. En esta ocasión explica la planeación detrás del periódico The Universal Sigh, del cual se repartieron ejemplares durante la semana pasada.

El 28 y 29 de marzo, miles y miles de copias de una publicación llamada The Universal Sigh fueron repartidas en en muchas de las principales ciudades en el mundo. Es posible que mucha gente se pregunte cómo se llevó a cabo esto.

Pues por mi parte, regresé de Londres, de Brick Lane, donde junto con un amigo conspirador entregamos gratis casi tres mil copias de The Universal Sigh, afuera de una tienda de discos llamada Rough Trade East.

Esta fue la culminación de un idea que tuvo su germinación en un bullir masivo de la humanidad en el que me quedé envuelto, a la salida de la estación del metro de Oxford Circus, donde entre la tirante multitud de trabajadores que pasaban había audaces repartidores del London Lite, el Metro y el Standard, tratando de entregarlos todos.

Lo del periódico comenzó hace unos meses, durante el verano. Había dejado un periódico a la luz del sol en un banco, y cuando regresé para llevármelo unas horas después ya había empezado su deterioro inevitable: el papel se había rizado un poco, la blancura se tornó amarillenta, y se sentía más frágil y delicado que antes. Pensé que eso constituía un maravilloso medio.

Un periódico no se puede almacenar. No está hecho para ser definitivo; sólo porque un periódico sale, las noticias no se detienen o llegan a su final. Un periódico es una simple delcaración, un relato de cómo eran las cosas al momento de la redacción. Los periódicos ni siquiera se preservan. Una gran parte de ellos se recicla para convertirse en más periódicos.

La última caja de presentación que produje para un disco fue la corpulenta caja de cartón y papel que vino con In Rainbows, pero algo tenía que la hacía totalmente inapropiada para este nuevo disco, el cual resulto ser mucho más un documento musical de vanguardia.

Después de una prolongada encadenación de ideas, las reuniones de siempre, conversaciones, trabajo, dudas, preocupaciones y miedo a lo desconocido, hemos producido un periódico de gran formato, con 36 páginas a todo color, que ha de ser presentado, junto con otros artículos más, con el disco The King of Limbs.

Posteriormente, en respuesta a la idea que empezó con el encuentro tumultoso de los transeúntes de la Oxford Circus, realizamos otro periódico. The Universal Sigh fue un tabloide de 12 páginas, impreso mediante una litografía offset en papel periódico, idéntico al LA Weekly o el London Lite o el The Daily Mail; es posible que se haya impreso empleando las mismas imprentas que producen dichos periódicos.

Está claro que un periódico puede considerarse una reliquia del pasado, un formato efímero que ya no tiene cupo en el mundo moderno, donde los contenidos digitales funcionan perfectamente con una cada vez mayor plétora de relucientes dispositivos: tabletas portátiles, lectores digitales, laptops, netbooks y smartphones.

Pero es también un deleite al tacto, un códice de papel crujiente que mancha los dedos de tinta, con páginas dobladizas y que no se va a bloquear ni a corromper. Sin electricidad no dejará de servir. No va a ir a parar a las costas de algún lugar lejano; sus tripas no las van a ir a recoger niños a cambio de dinero. Pero con el tiempo, poco a poco se arrugará, se pondrá amarillento, se despintará y se partirá… tal como muchos de nosotros.

Fuente: NME
Foto: David Emery